Dos películas y un cuento para crear otro mundo

Esta Newsletter es especial, hablo de una historia que no todos escucharon pero fue la protagonista de la última sesión de La Botica. También hablo de dos películas que invito a todes a buscar. También hablo de un libro que acaba de salir. Hablo pues de un instante en el tiempo en donde me visitaron historias maravillosas. Lo que leerán a continuación es mi viaje con estas historias desde el lente de StoryTailors.

¡Buena lectura!

¡UGH! Un relato del pleistoceno”[1], es un libro ilustrado que celebra a quien sería la primera narradora de todos los tiempos: una niña que pertenece a uno de los primeros clanes de humanos en la Tierra. Entre días de caza, sufrimientos, encuentros con grandes animales y un trabajo de supervivencia constante, una niña es quien observa con detalle para dejar constancia de lo que pasó.

 “Ella supo cómo acercarse a la piedra, al corazón de la piedra. Hacer marcas indelebles, acariciar su superficie. Ella supo, antes que todos, que los pigmentos en la roca eran como las huellas que dejan las manadas.”[2]

Este libro, cuidadosamente ilustrado, celebra en el presente, esta habla que se detiene sobre las cosas, que toca, que siente, que dibuja, que transmite esta habla femenina[3] tan temida.

Han pasado milenios desde esta escena imaginada, y por ello, absolutamente cierta.  ¿Cuándo comenzó ese temor? No lo sabemos, quizá justo en ese momento, allí, en la caverna, al calor del fuego y el cansancio de un día más de sobrevivencia, cuando se colaba en el corazón de algún oyente un sentimiento difícil que no alcanzo a nombrar, pero que fue instalándose hasta convertirse en lo que hoy en día es y persiste: el silencio o la burla al habla femenina, sea pronunciada por el género que sea y especialmente el habla de las mujeres mayores.

El habla de la anciana

“Las historias de vieja”, el anilis fabula, enunciado por Lucio Apuleyo en el siglo II, hacen referencia a historias como “Cupido y Psyche”, narradas por mujeres y compiladas por Aristides de Mileto. Marina Warner nos cuenta en su libro From the Beast to the Blonde que “la conexión entre las mujeres mayores y las fábulas eróticas, de consuelo y muchas veces imaginarias estuvieron siempre entreveradas en el lenguaje mismo y en el rol de la mujer como narradora. La palabra “Fairy”, hada, viene del latín fata, una rara variante de fatum que hace referencia a la diosa del destino. Las hadas y las sibilas comparten como característica el conocimiento del futuro y del pasado y las historias que hablan de ello. Son las mujeres que cuentan lo que podría suceder”[4]. En el taller Contarnos y transformarnos hablamos sobre la mujer como narradora desde tiempos muy antiguos y cómo con el desarrollo del mundo moderno visto desde la razón, esta habla se convirtió en “chisme”, “habladuría”, “mentira”, “fantasía” entre otras cosas, así que lo mejor era relegarla a los espacios de crianza. La voz de los niños, de las mujeres y las abuelas, así como de los hombres que seguían habitando el mundo imaginal perdió todo su valor, y hasta la fecha, no lo hemos recuperado del todo. Por ello el trabajo, mi trabajo, al lado del trabajo de muchos, es recuperar esas hablas y sus relatos que nos hablan de las profundidades de la psique en la espiral del tiempo.

La anciana en Mujer de habla de perlas rojas

En la última sesión de La Botica escuchamos Mujer de habla de perlas rojas; este cuento comienza con una anciana que vive en una yurta en el límite del límite y que desea tener una hija. Con la alquimia que es posible en las historias, este deseo se hace realidad, y al volver a su yurta, la anciana ve que sobre su cama hay una joven hermosa, su piel es blanca, sus cejas negras, su pelo negro y brillante, pero de su boca no sale ni una palabra.

Cuenta esta historia así mismo que hay una profecía que dice que el hijo del gran jefe de la ciudad se casará con una joven que habita en el límite del límite, y que cuando eso suceda, de su boca, cuando hable, saldrán unas hermosas perlas rojas.

La joven que nace del deseo de la anciana es esa joven de la profecía, ¡pero vaya! al inicio del cuento no habla. El gran viaje de esta historia es el gestar el habla de perlas rojas, y ese es un trabajo, como lo vemos en la historia, que requiere un gran crecimiento y educación[5] de la energía femenina y la energía masculina.

Sin la llegada del hijo del gran jefe a la yurta, la vida de la joven y la anciana habría transcurrido sin cambio alguno. Estaban bien, ordeñaban a las vacas, limpiaban y quizá la anciana le contaba muchas historias a la joven. Sin embargo, de este par, la única voz que se escuchaba en esas praderas era la de la anciana. El tiempo pasa, pero hay leyes que están escritas en el universo y dictan que una situación repetitiva no puede sostenerse, y en los cuentos como en la vida, cuando una situación se mantiene por mucho tiempo algo sucede y trae un cambio.

Por eso la tranquilidad y la armonía se interrumpen con la llegada del joven, quien seguramente llevaba una vida tan rutinaria como tranquila, hasta que una ardilla le obsesiona de una manera inexplicable. Es la ardilla, quien esquivando todas las flechas de este joven, lo lleva hasta el límite del límite para así poner la energía del cambio en movimiento.

Sucede así el encuentro y la atracción entre los dos jóvenes, entre esa energía masculina y femenina que se necesitan para complementarse y llegar a un equilibrio creativo, pero esto costará mucho, pues lo que sigue en la historia es difícil, es educación, trabajo y esfuerzo para poder mover el mundo y así poder generar nuestra habla de perlas rojas.

El cuento y la primera película

Hace unos días vi Women Talking (Ellas hablan) (2022) una película de la directora Sarah Polley  basada en el libro del mismo nombre y escrito por Miriam Toews y publicado en 2018. La historia en esta película me resonó profundamente, no solo con el cuento de Mujer de habla de perlas rojas, sino con esta profunda convicción de que la vida es un acto de la imaginación femenina para construir futuro, para guiarnos en el camino que restaura nuestra habla.

En la historia, un grupo de mujeres en una comunidad Menonita se reúne con urgencia porque han logrado desenmascarar los autores de un sinnúmero de violaciones a mujeres y niñas que ocurren en la comunidad desde hace mucho tiempo. No quiero, y tampoco es posible, hacer un paralelo entre el cuento y la película cuadro a cuadro. Pero estas dos historias, Mujer de habla de perlas rojas y Women Talking, van de la mano en muchos apartes. En muchas comunidades Menonitas ortodoxas las mujeres no tienen derecho a aprender a leer y a escribir, tampoco a pensar, a desear, su habla íntima está secuestrada. No hablan de ellas mismas y ni de sus necesidades ni de sus anhelos. Pero, pienso yo, ¿no está nuestra habla humana secuestrada de la misma manera? ¿Hombres y mujeres, somos capaces de dar habla a nuestro deseo? ¿Somos capaces de nombrar lo que necesita nuestra alma? ¿Se nos ocurre preguntarnos algo así?

Si vemos esta película como algo que sucede fuera de nuestra familia o muy lejano, entonces estamos ciegos y ciegas. Hay ortodoxias seculares[6] en la modernidad que tienen secuestrada nuestra habla íntima en el presente. ¿Las podemos ver? ¿Las podemos sentir? ¿Atribuirles palabras?

En la película y en el cuento, el habla surge después de que las mujeres han sido desmembradas una y otra vez por el ánima[7] oscura de los hombres de su comunidad. La bruja del bosque, que desgarra las ropas y se roba el rostro de la joven nacida de una planta de cola de caballo, podría decir, es esa ánima oscura que vive en lo profundo, en lo más oscuro del bosque y que existe desde los albores del tiempo. Nuestra ruta humana es la de la transformación, de aprender a ver todas las energías que conviven en diferentes dimensiones del tiempo en nosotros y nosotras, en lo visible y lo invisible. La joven muda y la bruja del bosque profundo necesitan encontrarse, sin ese encuentro no puede generarse el habla.  

Women Talking, además de ser una película es también una novela basada en hechos reales. Este caso sucedió en una comunidad menonita en Bolivia, los violadores están aún en la cárcel pero las mujeres no abandonaron la comunidad, como sí sucede en la película, y a día de hoy, los hombres no inculpados están intentando traer de vuelta de la cárcel a los culpables. Las mujeres están atemorizadas.

En la película, “en un acto de imaginación femenina”, ellas son capaces de irse de la comunidad y hacer un intento de reeducación de sus hijos varones y de crear un nuevo orden en donde se reestablece su habla y su fe.

Esta película está llena de tesoros, no puedo enunciarlos todos, sé que este escrito es un “spoiler” de dos películas, pues hablaré de otra película a continuación, pero no puedo dejar de compartir la explosión imaginal que ha experimentado mi corazón producida por estas tres historias.

El cuento y la otra película

Quienes recuerdan el cuento “Las voces de los pozos” en el taller Tierra adentro de StoryTailors, recuerdan la violación que sucede por parte de Amagon y sus ejércitos a las doncellas que cuidan las aguas profundas de la Tierra. La violación a nuestras aguas profundas, el abuso, es un campo que se repite y se repite, y que hasta no hace mucho tiempo se callaba en hombres y mujeres. Esto comienza a cambiar. Como en la historia, nuestro corazón se está nutriendo de los minerales de la tierra para volver a nacer y recuperar nuestra habla. La película de la que voy a hablar ahora es muestra de ello.

She Said (Ella dijo) dirigida por Maria Schrader y basada en el libro del mismo nombre y escrito por las periodistas Jodi Kantor y Megan Twohey (2019), es una historia basada en hechos reales que son cercanos en el tiempo: los abusos cometidos por el productor de cine Harvey Weinstein a centenas de mujeres de este medio. Mucha de la literatura escrita por mujeres ha sido y es un “acto de imaginación femenina”, una invocación para crear otro mundo posible. Lo que hicieron Jodi Kantor y Megan Twohey, marca un punto en el tiempo, el de la desviación de un patrón que ha desgarrado y robado el habla femenina para restaurarlo y permitir que este sea reestablecido y un nuevo mundo sea creado.

Cuando las periodistas estaban recogiendo los testimonios de las mujeres abusadas por este productor, algunas tenían miedo, otras no creían que estas periodistas pudieran lograr algo, otras ya habían intentado denunciar antes y nadie les había creído o las habían callado a la fuerza. Sé que estos silencios forzados continúan en muchas esquinas de la Tierra, que todavía estamos sufriendo el desgarro, que el camino es largo, pero poder ver y leer estas historias escritas, dirigidas y sentidas por mujeres con el lente de una historia tan antigua como Mujer de habla de perlas rojas me parece una sincronía maravillosa. En nuestro corazón y en nuestra mente, en nuestro cuerpo también, reside el desafío de continuar imaginando, de continuar pronunciando las palabras que narran la vida, que cuentan el mundo.

En She Said, el habla de estas mujeres narra lo que ha sucedido en el encuentro con la bruja del bosque, con esta ánima oscura instalada en el corazón humano por descuido y falta de atención. Esta película me recuerda el pasaje en el cuento Mujer de habla de perlas rojas, el retorno de la joven nacida de una planta de cola de caballo a la yurta de la anciana. La joven cuenta su desgarro y cómo sucedió. La anciana le escucha, y juntas siguen una vida entre el ordeño y la limpieza, pero la historia no termina ahí. Mientras tanto, el joven está limpiando su alma que ha estado poseída por esa ánima oscura. ¿Cómo? Tiene que soportar cuarenta días en medio de un río helado y cuarenta noches en la copa del pino más alto.

Faltan películas, cuentos, novelas, que recreen esta parte del cuento. Necesitamos ver esto, escuchar esto, podernos transformar junto a ese joven en esas dos cuarentenas. Necesitamos poner nuestra imaginación a trabajar una y otra vez para ir al encuentro con la joven en la yurta. Es necesario restaurar este equilibrio así nos tome milenios llegar hasta allí. Y hay una historia que viene del límite del límite, del tiempo en que no existían las flores ni los humanos, que nos dice con las palabras de una anciana, que esto es tout a fait possible.


[1] En Bogotá lo publicó Babel Libros, en España lo encuentran bajo el sello Ekaré.

[2] Jairo Buitrago y Rafael Yockteng, ¡UGH! Un relato del pleistoceno, Babel, 2023.

[3] En este escrito mencionaré varias veces el “habla femenina” y el “habla de la mujer”, el habla femenina está presente en todes, en todos los géneros. Cuando me refiero al habla de la mujer en el contexto de estas tres historias, me refiero a esa habla de perlas rojas, aquella que ha integrado, con mucho trabajo la energía masculina y femenina.  

[4] Marina Warner, From The Beast To The Blonde, Vintage, 1995, p14.

[5] La educación en las historias, es muy distinta a lo que entiende por “educación” en mundo materialista. Cuando en las historias hablamos de educación, su significado se acerca más a lo que James Hillman llamó “educar el corazón” y “hacer el alma”.

[6] Cuando hablo de ortodoxias seculares me refiero a los mandatos del mainstream, esas sutiles leyes que nos obligan a compartir la imagen de lo que no somos en las redes sociales. Esos avatares que construimos para hacer creer que somos lo que no somos.

[7] El ánima, de acuerdo a Carl Gustav Jung, se refiere a «las imágenes arquetípicas de lo eterno femenino en el inconsciente de un hombre, que forman un vínculo entre la consciencia del yo y lo inconsciente colectivo, abriendo potencialmente una vía hacia el sí-mismo».

© Doris Castellanos, 2023.